viernes, 24 de agosto de 2018

LA SAGACIDAD DEL PADRE BROWN (1)

Aclaro que esta entrada se escribió a finales del año 2012, en mi blog sobre Chesterton, su esposa y su amigo Hilaire Belloc. *******
Se va acabando 2012 y no hay señales de que vaya a cambiar nada, ni ningún calendario maya, por muy preciso y exacto que sea, será motivo de mudanza alguna. Es que hay agoreros y falsos augures que, sea por lo que sea, se deleitan en vendernos milongas. O se las compramos sin darnos cuenta. Sea de ello lo que fuere, mejor terminemos 2012 en este blog con algunas entradas, las que podamos, las que nos deje escribir el día a día. 
Antes de que termine 2012, quisiera dedicarle una, al menos, a la siguiente serie de relatos del Padre Brown, criatura o ente de ficción imaginada por Gilbert Keith Chesterton y que ya forma parte del imaginario colectivo de varias generaciones de europeos, americanos, etc. 
Por cierto que no he de olvidar que esta serie sobre los cuentos del Padre Brown está dedicada a nuestro amigo Alejandro, de Venezuela, cuyo blog de los Chocolates para Lucía, merece la pena leer, si es que los calendarios -mayas o no, agobiados o descansados- permiten que podamos disfrutar de sus breves, profundas e intensamente literarias entradas. 
El libro de maravillosos cuentos policiales que siguió a El candor del Padre Brown (The Innocence of Father Brown), compuesto desde 1910 pero publicado en forma de libro en 1911, se titula La Sabiduría del Padre Brown (The Wisdom of Father Brown, 1914), aunque en español se ha traducido también con el título de "La sagacidad del Padre Brown".
Prefiero la primera versión, pues sagacidad se aplica a un tipo especial de sabiduría, la del que analiza las cosas con perspicacia. Sabiduría que a Chesterton le sobraba, que rezuma su literario personaje y que se derrocha por doquier en las páginas de cada cuento, de cada página suya, que 'encierra una felicidad', al decir de Jorge Luis Borges
De ambas series de cuentos, la mejor traducción -según me parece- es la de don Alfonso Reyes, escritor mexicano de indudable talento y muy buen crítico literario, de quien alguna vez hemos hablado en este blog y cuyas obras admiro por explicar excelsamente los detalles, los caracteres y los aspectos de mayor relieve en muchos autores, obras y tendencias literarias que deleitan mis días y acompañan mis soledades. Reyes fue un escritor admirable, tal vez el que mejor haya captado y traducido al castellano el original inglés. 
Chesterton continúa las maravillosas aventuras del aparentemente ingenuo, candoroso y muy observador Padre Brown que, acompañado por su fiel amigo y escudero, el francés Monsieur Flambeau -ahora reconocido detective privado y experto en recuperación de joyas robadas-, se enfrentan a los más dispares y amenos problemas, desde "El paraíso de los ladrones" a un 'cuento de hadas', hasta "La ausencia del Sr. Glass" o el extraño asunto del 'hombre del pasaje'. 
Los nuevos doce cuentos que Gilbert Keith Chesterton hubo de ingeniar e inventar para su amable y distraído personaje se constituyen, de nuevo, en un goce magnífico y un buen disfrute para sus lectores, que cada vez solicitaban con mayor empeño conocer las nuevas andanzas del entrañable curita chestertoniano, ese curita con cara de luna, con el paraguas en ristre, su pipa en la boca, y los ojos soñolientos pero siempre vivos y alerta ante cualquier suceso inexplicable, raro o extravagante. Ese curita que prefiere salvar el alma del criminal antes que juzgarle, condenarle y mandarle a la cárcel.
Sirvan estas apresuradas palabras como aperitivo al plato principal... En la próxima entrada -que espero poder escribir en breve-, analizaremos cada uno de los cuentos que forman La Sabiduría del Padre Brown.
Dios os bendiga, queridos chestertonianos, y que Nuestra Señora, la Virgen, os proteja siempre y en todo lugar. Hasta pronto.

LA SAGACIDAD DEL PADRE BROWN (2)


Dejamos nuestro acercamiento a los cuentos policiacos de Chesterton en su segundo libro, titulado The Wisdom of Father Brown (1914), que en España se ha venido traduciendo de varias formas: La sabiduría del Padre Brown, La sagacidad del Padre Brown... Poseo varias ediciones de esta obra, con diversas traducciones. En mi humilde opinión, la mejor versión sigue siendo la de Alfonso Reyes, aunque las demás que han ido surgiendo, como las de la editorial Alianza, Anaya, Valdemar, etc., no son malas e incluso algunas presentan notas a pie de página y también son buenos acercamientos a esta obra chestertoniana.

Los relatos del Padre Brown, ente de ficción creado por Gilbert Keith Chesterton, de este volumen nos muestran al sacerdote inglés de Norfolk en pleno uso de sus facultades mentales. Aparece en ocasiones acompañado por el gigantón detective (y ex-ladrón) Flambeau; en otras, lo vemos solo frente al misterio imaginado por el autor. 
Tras redactar los cuentos de El candor del Padre Brown (The Innocence of Father Brown), publicado como libro en 1911, el gran Gilbert Keith Chesterton retomó las aventuras del curita en una nueva serie de doce cuentos, que son los que trataremos en esta y en posteriores entradas, si es que el trabajo y los quehaceres cotidianos nos dejan algo de tiempo libre para dedicarle a esta singular muestra del género policial. El libro de La sabiduría del Padre Brown está compuesto por las siguientes doce historias:


-La ausencia de Míster Glass, El paraíso de los bandidos, El duelo del Dr. Hirsch, El hombre del pasaje, El error de la máquina, La cabeza del César, La peluca roja, El fin de los Pendragon, El dios de los gongs, La ensalada del Coronel Cray, El extraño crimen de John Boulnois y El cuento de hadas del Padre Brown
Son doce cuentos donde, como en la serie anterior, brilla el ingenio de Chesterton y palpitan sus preocupaciones acerca de los problemas de su sociedad, tales como el materialismo, el autoritarismo, el juicio al prójimo, el maquinismo desbocado, el olvido de la fe y de las tradiciones, etc.
En esta entrada nos dedicaremos a las cuatro primeras historias. 
En la primera de ellas, "La ausencia de Míster Glass" (The Absence of Mr Glass), vemos al Padre Brown inmerso en una misteriosa trama donde la extraña desaparición del señor Glass complica la vida del joven señor Todhunter y de su prometida. Todos piensan que Todhunter ha podido acabar con la vida del pobre señor Glass; todos, menos el Padre Brown que, ante la fría lógica del experto criminólogo Dr. Orion Hood, logrará demostrar que la solución a la ausencia del señor Glass es mucho más sencilla de entender de lo que cualquiera hubiese pensado. Desde el primer momento el narrador nos presenta al sacerdote católico como "una figurita deforme que [...] era la encarnación de la misma vulgaridad y desamparo".
En la segunda aventura, "El paraíso de los ladrones" (The Paradise of Thieves) el narrador nos lleva de la mano a Italia, que es donde se desarrolla la acción. Como casi en todos los relatos del Padre Brown, no sabemos muy bien cómo o por qué ha llegado hasta esos parajes. Lo que sí nos queda claro es que su intervención siempre es decisiva para evitar el delito, en este caso un robo. El famoso banquero inglés Harrogate y su hija Ethel recorren la Italia agreste y salvaje en la simpar compañía del gran Muscari, quien les protege de los ataques de bandoleros como Montano. Solo la astucia y sabiduría del Padre Brown logrará distinguir a los auténticos ladrones de los estafadores de opereta.
El tercer relato, "El duelo del Dr. Hirsch" (The Duel of Dr Hirsch) es una de mis historias favoritas del Padre Brown. Esta vez la acción se sitúa en París y el curita inglés aparece acompañado por su querido amigo Flambeau. Allí, mientras observan a los curiosos radicales políticos Armagnac y Brun, asisten atónitos al aparentemente imposible duelo entre el doctor Paul Hirsch y el bravo soldado Dubosc. Solo la atenta mirada del Padre Brown sabrá reconocer que ese choque entre el doctor, inventor de una pólvora sorda que ha sido acusado de alta traición, y entre el patriótico soldado, resulta de todo punto imposible, revelando al mismo tiempo los entresijos de ese tinglado y de esa farsa, ante la perplejidad de Flambeau.
Por último, en "El hombre del pasaje" (The Man in the Passage), Chesterton nos deja su curiosa visión del mundo del teatro. En esta aventura se produce un divertido juego de espejos y de personalidades donde incluso el Padre Brown será uno de los protagonistas. En este relato, lleno de sugerencia y atractivo, se nos narra el asesinato de la célebre actriz Aurore Romo y, a diferencia de otras historias del curita inglés, aparecen varios sospechosos como más que posibles autores del crimen. Lo más misterioso del caso resulta ser la aparición de la sombra de un extraño, de un hombre en el pasaje a quien todos juzgan autor del crimen. ¿Quién era 'el hombre del pasaje'?
Espero que disfrutéis mucho con la lectura de estas y de otras narraciones contenidas en el volumen La sabiduría del Padre Brown. No dudo de que así será. 
Dios os bendiga, queridos amigos chestertonianos, y que Nuestra Señora, la Virgen, os proteja siempre y en todo lugar. Hasta pronto.

lunes, 31 de julio de 2017

CON UN LIBRO DE MAX RIBSTEIN (y 2)

CON UN LIBRO DE MAX RIBSTEIN (y 2)


Me hizo muchísima ilusión encontrarme con varias fichas de lectura que anoté hace ya muchos años, más de los que quisiera que hubiesen pasado. Ya comenté que son de aquel lejano tiempo en que fui estudiante universitario y muchas de ellas no se refieren a Chesterton, pero sí unas cuantas. Prometo no abusar de ellas en demasía al redactar las próximas entradas de este blog, pero las del libro de Ribstein me parecieron interesantes y por eso quiero compartirlas con todos vosotros. Entresaco nuevas aportaciones del libro de Max Ribstein (os recuerdo que se llama G. K. Chesterton: création romanesque et imagination, París, 1981), de entre las cuales destaca esta cita:

"...Su obra, reveladora por su estilo, su diversidad y su poder de evocación visionaria, muestra una dimensión fantástica (...). Esta riqueza de su imaginación es central y se traduce en un cierto arte de la composición, una variedad bastante desconocida y un estilo a menudo poderoso y fabulador, que a veces abusa de ciertos procedimientos mecánicos, pero que a nadie le puede dejar indiferente". Es verdad que la recurrencia a la paradoja en Chesterton puede en alguna ocasión resultar automática, pero muchas de ellas son realmente ingeniosas e iluminadoras y están en la raíz misma del pensamiento chestertoniano.

En otra parte de su estudio, Ribstein afirma: "Este hombre-montaña no podía más que ser un géiser de ideas y no podía evitar engendrar un verdadero torrente de escritos". Es bien sabido lo facundo, fecundo y prolífico que fue Chesterton, y muchos críticos le han acusado de serlo demasiado, argumentando, como suele decirse vulgarmente, que 'de lo baratucho, mucho'.
Lo anteriormente dicho invalidaría también las obras de autores como el célebre dramaturgo español Lope de Vega o el novelista francés Honoré de Balzac, que no fueron menos grafómanos y prolíficos que Chesterton, sino más, y no por ello se les puede negar su genio. Pero con este católico ciclópeo sí, claro que todo el mundo puede reprocharle su grafomanía impunemente...

Por otra parte, sostiene el señor Ribstein que "la fuerte personalidad del hombre parece haber eclipsado, o al menos relegado a un segundo plano, su obra escrita". No puedo estar de acuerdo con esta afirmación. Lejos de oscurecer su obra con su personalidad, creo que es al revés: supo darle relieve y es muy cierto que él mismo fue el primero en reírse de su gordura y de su tamaño colosal, pero eso no ocultó el colosal tamaño de las verdades que defendió toda su vida.

El autor del estudio concluye que Chesterton "nos dejó una obra novelística un poco barroca, sólo en la superficie tal vez, pero profundamente significativa, cargada de símbolos susceptibles de recibir una interpretación coherente". Y afirma que "es uno de esos autores tan ricos como para producir al menos una nueva interpretación de su obra para cada nueva generación". Si antes discrepaba de este estudioso, ahora no puedo estar más de acuerdo con él.

Ciertamente, Chesterton es de esos autores cuya obra permite ser interpretada de forma nueva por cada nueva generación de lectores. Sus libros están aguardando a que tú, querido lector, a que vosotros, queridos lectores, les deis vuestra propia interpretación.

Gracias por vuestra amable lectura. Os envío un cariñoso saludo para todos vosotros, queridos amigos.

jueves, 20 de julio de 2017

CON UN LIBRO DE MAX RIBSTEIN (1)

CON UN LIBRO DE MAX RIBSTEIN (1)



"En tiempo de tribulación, no hacer mudanza", dice la sabiduría popular, pero ocurre que hace unos años mi esposa y yo cambiamos de vivienda y hubo que mudarse, y ya se sabe lo que tienen las mudanzas, que los papeles se traspapelan y aparecen un buen día, como los hongos y las setas, sin saber dónde estaban o cuánto llevaban ahí, mientras nos miran con unas carcajadas que llegan hasta el cielo. 

Así me ha pasado, que al rebuscar unos papeles de mi trabajo, me he topado con unas fichas bibliográficas que tomé de algunos libros en mi época de estudiante universitario, y para mi sorpresa, me he encontrado algunas referidas a libros de Chesterton o sus obras. 


Es el caso, entre otros, del libro de Max Ribstein, titulado G. K. Chesterton: création romanesque et imagination (París, 1981), que podríamos traducir por "creación novelística e imaginación". A comentar y discutir su contenido pienso dedicarle, con el permiso y la comprensión de todos vosotros, ésta y la próxima entrada. Merece la pena, porque os aportaré algunos datos sobre nuestro querido escritor que, sin duda, desconocíais. Yo mismo los había olvidado en el trajín de una mudanza y en lo hondo de una carpeta mohosa. 

El libro está escrito en francés, pero no os preocupéis, no seré tan pedante como para ofreceros las citas en la lengua de Molière. Traduciré las citas interesantes e iré comentando lo que haya menester. Pero sí deseo aclarar, como no puede ser de otra manera, que las palabras que van entrecomilladas pertenecen al libro de Ribstein y son traducción directa de su obra, así que espero no tener problemas con la editorial francesa...

Casi al principio del libro se lee: "Él (G.K.C) había publicado su primer poema en el
diario Speaker, el 17 de diciembre de 1892, a la edad de 18 años". Ya veis que fue precoz en esto de la escritura y, junto a su amor por la pintura (de joven deseaba convertirse en pintor, y para ello estudió en la Slade School of Arts), llenaron aquel tiempo juvenil, entre la sombra del ateísmo, el materialismo, el espiritismo y el nihilismo que enturbiaba la atmósfera del Londres decadentista de finales del XIX.

"Se puede decir que sus auténticos inicios literarios datan de 1900, con la publicación de la obra teatral Greybeards at play (Barbagrís en libertad) y The Wild Knight (El caballero extravagante)". Es singular que ya desde 1903 se le dedicasen estudios, artículos y libros como literato, con tan sólo tres años de ejercicio de las armas de la literatura, si me permitís la metáfora. En 1958 el estudioso J. Sullivan contó 129 libros y artículos sobre Chesterton, 370 traducciones en 16 lenguas y un sinfín de menciones. Según este mismo investigador, Chesterton llegó a escribir y publicar nada más y nada menos que 111 libros.Ribstein sostiene que "desde muchos puntos de vista, Chesterton se oponía a casi todo el mundo, salvo a su fiel Hilaire Belloc, e incluso con él tuvo alguna polémica". 

¿Qué dicen los críticos e investigadores sobre Chesterton? He aquí una pequeña muestra de esas críticas, no de Ribstein, pero sí recogidas por él en su libro: "René Lalou concluye en su libro -La literatura inglesa, París, 1964- que eclipasado por su virtuosismo, lo dejó degenerar en automatismo y despilfarró en el periodismo cotidiano su talento de panfletario de lo Eterno". Y el crítico inglés Walter Allen, al hablar de aquel periodo de la literatura inglesa, le dedica tan sólo unas escuetas palabras: "We have... Chesterton writing his extravanganzas". Una tarjeta postal de la National Portrait Gallery señala que fue célebre "por su corpulencia y la brillantez de sus paradojas". Todo no podían ser críticas adversas: F. Swinnerton señala que "la personalidad de Chesterton era rica y variada, y por eso mismo, seductora".

Una última anécdota antes de terminar, por el momento (en la próxima entrada completaré algunas de las citas que entresaqué del libro, de ahí la mezcolanza). Se cuenta en las páginas de este libro que en Tulsa, Oklahoma, había un apasionado coleccionista de objetos de Chesterton. Así, en la John Carroll University de Cleveland, Ohio, está la "Colección Chesterton de Robert John Bayer". Realmente su personalidad y escritos son seductores, tanto como para que alguien se decidiera a coleccionarlos, hecho que a él le habría divertido bastante. Y es cierto que siempre fue más popular en EEUU que en su Inglaterra natal. Nadie es profeta en su tierra.

Parece que, como afirmaba Maisie Ward, una de las más íntimas colaboradoras de él y de su hermano Cecil, "of the books and essays about Chesterton there is no end" (en la biografía que escribió sobre los hermanos Chesterton, 1944). Un escritor cuyos libros y ensayos parecen no tener fin y del que podríamos estar hablando, en efecto, hasta el infinito.

Un saludo muy afectuoso, queridos amigos, y hasta la próxima entrega.